Establecer relaciones comerciales eficientes y de largo plazo es crucial para mantener una cadena de suministro sana, además de resolver problemas de forma rápida y eficaz
El mundo de la cooperación o colaboración representa en sí mismo un gran campo de trabajo en el mundo empresarial. Cabe aclarar que la idiosincrasia latina es bastante diferente a la del mundo sajón, lo que se puede ver en el simple ejemplo del término partner.
Me costó mucho trabajo encontrar un sinónimo en español, pues el sentido de las palabras es diferente. Opté por traducirlo como ‘proveedor-empresa’ o ‘miembros de la cadena’, pero la traducción no termina de reflejar el sentido que se le da al término en el mundo desarrollado.
He afirmado en otras publicaciones que el sentido de socio es más apropiado para considerar en una cadena, esto porque la naturaleza de los negocios (del servicio al cliente) conduce hacia ese sentido.
“La cooperación requiere equilibrio; la confianza en exceso es temeridad”.
Habría consideraciones que agregar sobre la naturaleza del trabajo mismo, dentro del que entran las cadenas de suministro, pero basta decir que el sentido de asociación en una cadena es central para entender cómo funcionan aquellas que son eficientes.
El icono de la cooperación ha sido por mucho tiempo Toyota, y en general los modelos de cooperación automotriz en Japón. Ese modelo sigue vigente y tiene sus peculiaridades, empezando por la idiosincrasia japonesa.
Con un territorio relativamente reducido, los proveedores se han concentrado alrededor de las plantas, y ahí existe un sentido de pertenencia social que no es común en Occidente.
Esa pertenencia los ha llevado a generar auténticas hazañas operativas. Yossi Sheffi lo ejemplifica en uno de los grandes best sellers del Supply Chain Management (SCM), The resilient enterprise, en el que relata lo que sucedió durante el incendio de la planta de un proveedor de frenos de Toyota.
El mensaje de la OEM era simple: si el resto de proveedores no conseguía relanzar la producción en el plazo de un mes, la producción de automóviles se paralizaría. Varios proveedores dispusieron de los planos de los productos y consiguieron el objetivo.
Anécdotas como la anterior ilustran conceptos que son difusos, pero reales: la cooperación tiene un componente humano que es insoslayable. No se puede prescindir del sentido de valor. Existe preponderantemente un sentido de eficacia, como la que debe guiar a todas las actividades económicas humanas. Pero sin un cierto sustrato que excede al mero afán utilitarista, aun la eficacia puede perderse.
La cooperación tiene numerosas vertientes. Empresas integradas con otras son cada vez más comunes. La casuística es amplia: desde una famosa compañía de cosméticos que cedió toda su distribución global a un operador de servicios logísticos, hasta aquella petrolera que pasó toda su flota de transporte a terceros, asumiendo que continuarían siendo socios en la cadena, pero siempre asegurando niveles de servicio aceptables y controlando esas flotas como propias.
La cooperación requiere un equilibrio, la confianza en exceso es temeridad y la extrema desconfianza puede destruir las relaciones. Un artículo ya clásico (Choi, Harvard Business Review, 2004) presenta las reacciones de diversos proveedores automotrices ante el trato de diversas OEM.
Algunas los ven como meros proveedores circunstanciales, procurando exprimirles sus precios, y otras como socios de largo plazo. Si bien lo anterior puede ya no ser novedoso en la industria automotriz, sí puede serlo en otras.
Un ejemplo paralelo es el de la planta productora de chips para celulares que sufrió un incendio. El exceso de confianza de una empresa sueca la hizo perder importantes lanzamientos y entrar prácticamente en bancarrota.
En una visión moderna de negocios, un empresario o un ejecutivo no pueden prescindir actualmente de la gama completa de servicios que le ofrece la sociedad global. Esto significa contar (analizar) los recursos tecnológicos que existan, analizar el mercado y no dejar a un lado ninguna posibilidad de negocio, ni por prejuicios ni por hábito. Se trata de hacer negocios del mejor modo posible.