El riesgo en las cadenas de suministro
Está presente en todo momento. Lo importante no es sólo evitarlos, sino saber gestionarlo.
Kanhneman y Tversky son dos de los expertos más renombrados en sicología y han hecho numerosos experimentos sobre la aversión al riesgo de las personas. Entre ellos descubrieron —o corroboraron— que las personas en general tienden a sentir aversión al riesgo cuando de elegir alternativas se trata: así, puestas a seleccionar entre ganar 4,000 pesos con un 80% de probabilidad o 3,000 con un 100% de probabilidad, eligen lo segundo, siendo que el valor esperado de la primera opción es mayor.
Concluimos (no sin cierto grado de simplificación, aunque basados en la experiencia y el sentido común), que los grandes decisores, y en general las empresas, tienden a tomar decisiones que acoten el riesgo. El diccionario lo define como “contingencia o proximidad de un daño”. Cualquiera que sea la definición, estamos seguros de que en las cadenas de suministro interesa minimizar riesgos.
“Gestionar el riesgo es un proceso de sentido común y de capacidad técnica”.
¿Dónde encontramos riesgos en cadenas de suministro? En primer lugar en los proveedores. Es famoso el caso de dos compañías de celulares (una sueca y otra finlandesa) que se abastecían de un proveedor (americano) de circuitos integrados en Nuevo México. La fábrica del pro-
veedor se incendió y se vio una actitud diferente en estas empresas: la compañía finlandesa exigió casi
inmediatamente un aseguramiento de su surtido y la sueca se tomó la cuestión con bastante más calma.
¿El resultado? La empresa finlandesa sobrellevó el incidente sin mayor inconveniente y la sueca, debido a los retrasos generados por el evento en el lanza miento de nuevos productos, hubo de fusionarse con una empresa japonesa para evitar quiebra.
Habría muchas conclusiones que extraer de este incidente, pero interesa remarcar una: para disminuir riesgos, emplee sistemas de compras comprensivos, fehacientemente comprobados, minimice situaciones no previstas (incluya a sus proveedores en su cadena, entre tantas consideraciones).
Hay riesgos en los inventarios. No es lo mismo generar un inventario para lanzar un producto que otro para un producto estabilizado. Los llamados stocks de seguridad no son otra cosa que amortiguadores de riesgo. La fórmula clásica de cálculo matemático de un stock considera la variabilidad relativa de la demanda (su dispersión).
¿El único modo de enfrentar el riesgo de no surtir es el inventario? Sin duda hay alternativas. Una es tener capacidad en exceso para afrontar incrementos súbitos de la demanda, con velocidad, dada por el exceso de capacidad. Otra es agregar demandas buscando minimizar incertidumbre: el postponment hace eso. Los transformadores con corriente para diversos países (los manuales en diversos idiomas) buscan esa disminución del riesgo. Otro modo de enfrentar el riesgo es centralizar la producción de productos muy variables (el caso del maquilador de repuestos para carros que tenía una sola máquina especial para productos muy atípicos, hechos a medida).
Quizás el problema matemático que mejor describe este problema de riesgo e inventario sea el del vendedor de periódicos. El vendedor tiene de más, en general, o tiene de menos. Pierde por sobrantes obsoletos o pierde por tener más ganancias.
Las tiendas de ropa de moda hacen sondeos preliminares de la demanda en una temporada, testeando tiendas escogidas (como los encuestadores a boca de urna en una elección). De ese modo evitan pronósticos demasiado arriesgados.
Una empresa de ropa española, originaria de Galicia, lleva esta técnica al extremo: renueva sus vestuarios cada 15 días, con stocks muy bajos, pues ha conseguido en sus clientes tal fidelización, que tiene una tasa de visitas superior a la media del mercado. Sus tiendas son sus pronosticadores, porque se asegura de que sus clientes hagan una compra mínima mensual. Tiene sus propias máquinas y proveedores, lo que le permite reaccionar con una velocidad y conocimiento del mercado que escapan a la capacidad de cualquier otro competidor.
Gestionar el riesgo es un problema de sentido común. Pero también lo es de capacidad técnica y de gestión. Hacer negocios es gestionar riesgos. Arriésguese a conocer cómo hacen esto los que mejor lo pueden hacer, para hacer más negocios.